Celebramos hoy el Día Mundial del Ahorro de Energía, una jornada de concienciación y sensibilización sobre la imperiosa necesidad del ahorro energético. Ahora más que nunca, este día cobra especial importancia, dado que el contexto marcado por el conflicto entre Rusia y Ucrania, ha supuesto graves consecuencias para todos los ciudadanos europeos por la falta de suministro de gas. La factura se ha visto incrementada, pero no sólo la energética, la inflación castiga todas las economías domésticas.
El mes pasado ha entrado en vigor el Decreto Ley de Ahorro Energético, una normativa nada popular que por primera vez restringe el uso de aparatos de climatización. El Decreto limita temperaturas a 27 grados en verano y a 19 grados en invierno, en locales de ámbito administrativo, comercial, cultural, de restauración o de transporte; y el apagado a partir de las 22:00h de escaparates comerciales y edificios oficiales que estén ocupados. Con esta norma, el Gobierno busca contener un 7% el gasto de energía, como se ha acordado con Bruselas, frente al aumento de precios y el riesgo de que en otoño se hagan reales las amenazas de Moscú de un corte de suministro de gas a Europa.
Desde 2015, celebramos desde el 23 de agosto al 1 de septiembre, la Semana Mundial del Agua, siete días que nos ayudan a reflexionar sobre los problemas de la falta de agua, un desafío mundial que nos compete a todos. En España, este año, la sequía que sufrimos ha supuesto restringir su consumo. Entre las consecuencias, algunos agricultores han tenido que sacrificar parte de su trabajo, como es el caso de Andalucía, donde la falta de agua a puesto en jaque a las plantaciones de aguacates y la producción de la aceituna de mesa porque el fruto no engorda lo suficiente. A estos problemas de restricciones, se suma los incendios, provocados por la falta de agua y las altas temperaturas que sufre el país durante este verano.
Europa mira al sector eólico como clave para afrontar la transición energética, y ahora, con una doble ventaja, buscar la independencia energética tras el conflicto ruso-ucraniano. Ya el año pasado, 28 países europeos apostaron por esta energía y realizaron nuevas inversiones en parques eólicos que ascendieron a 41.000 millones de euros. Destacan de esta lista: Reino Unido, Alemania y Francia, con el 53% de todo el capital invertido. España que aparece en el ránking tras estos tres países, se situó como líder con la mayor inversión en nuevos parques eólicos en parques terrestres, según el informe Financing and Investment Trends 2021, de Wind Europe. «No es extraño que España liderará la eólica terrestre dado el impulso que se ha dado con un plan de subastas con 8,5GW disponibles», destacan.
Las renovables alcanzaron un máximo histórico el pasado año con el 47% de generación del mix eléctrico. Casi la mitad de la producción energética en España la acapararon las renovables, debido, sobre todo, al tirón de la energía eólica, líder en la generación, y la solar (incluye térmica y fotovoltaica). Según los datos extraídos del informe ‘Energías Renovables’ de Red Eléctrica Española (Red.es), ambas fuentes batieron sendos récords: la eólica, con más del 23% de producción, incremento su generación un 10%; por su parte, la fotovoltaica creció un 37% y alcanzó el 8% de la estructura de generación.
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