Las medidas adoptadas para frenar el cambio climático surgen efecto. Si la semana pasada se anunció una disminución de la contaminación en Europa, esta semana la Comisión Europea ha dado a conocer el informe anual de situación sobre la acción por el clima que apunta a una disminución generalizada de las emisiones de CO2. Las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE-27 disminuyeron un 3,7% en 2019 con respecto a 2018 mientras que el PIB creció un 1,5%. Las emisiones se han reducido en un 24% en comparación con los niveles de 1990. Las principales razones de esta bajada se deben al sector energético cuya caída de las emisiones alcanzó el 15% gracias a la sustitución de la producción eléctrica a partir del carbón por otras fuentes como las renovables.
La energía eólica recupera sus años dorados en Europa. Los países europeos han logrado instalar 5,1 GW de esta tecnología en el primer semestre del año, de los cuales, 3,9 GW corresponden a onshore (tierra) y 1,2 GW a offshore (mar). Las cifras de instalación en tierra están justo por encima del promedio de los tres años anteriores (3,7 GW). Estos son los datos del análisis realizado por la patronal del sector eólico ‘WindEurope’.
La energía eólica ya cubre la demanda de 74 millones de hogares en la Unión Europea (UE) o el consumo de 170 millones de europeos. En Europa, según la patronal que aglutina al sector ‘WindEurope’, la potencia instalada se sitúa en los 15,4 GW en 2019 que sitúan la cifra total en 205GW eólicos con una producción de 417TWh. Con esta producción, se ha evitado la emisión de 271 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera y la importación de combustibles fósiles por valor de más de 16.000 millones de euros. Además, el instrumento de los acuerdos de compra de energía (PPA) alcanzan un volumen récord con 2,6GW de nueva potencia. Esta cifra revela que los contratos corporativos a largo plazo en el continente crecen con fuerza como herramienta para financiar instalaciones eólicas.
Sí o sí habrá recuperación verde. Europa centrará sus esfuerzos y al menos un billón de euros en inversiones tras el impacto del COVID-19 en renovables, hidrógeno, movilidad limpia y rehabilitación de edificios. La hoja de ruta de la Unión Europea se dará a conocer el próximo 27 de mayo, pero esta misma semana, se filtraba un documento de trabajo a ‘Euroactiv’ en el que se aclaraba las líneas estratégicas del mismo.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha destacado la necesidad de tener presentes que el gran problema de la humanidad se llama cambio climático. La crisis sanitaria por el COVID-19 ha mostrado la apariencia de una emergencia global, pero no hay que olvidar que la amenaza a largo plazo para la humanidad sigue siendo el cambio climático, así lo ha destacado Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Para la ONU, ambos problemas suponen desafíos diferentes, pero comparten la premisa de que la humanidad ha de trabajar unida para lograr un objetivo compartido y reducir el sufrimiento humano ahora y en el futuro.
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