El cambio climático no es un cuento apocalíptico de ecologistas. Es innegable e imparable, así lo cree el 97% de los científicos. Remitirse a periodos ya vividos o argumentos como que la Tierra siempre ha cambiado de temperatura es ponerse una venda en los ojos para no afrontar un problema que requiere de acciones globales urgentes. ‘El Confidencial’ recogía esta misma semana que la mayor parte de la comunidad científica está de acuerdo en tres puntos:
Los españoles lo tienen claro. Hay que actuar contra el cambio climático ya. Así se desprende a una encuesta realizada por la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) del Ministerio de Transición Ecológica que refleja que el consenso ciudadano llega a 8,7 puntos en una escala de cero a diez con respecto al grado de urgencia para actuar frente a los riesgos derivados de la crisis climática. El estudio de opinión se ha realizado a más de 700 personas con el fin de evaluar el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC).
Aunque este documento es poco conocido por los ciudadanos, dos tercios de las personas que lo conocen lo consideran muy o bastante útil. El trabajo realizado por el ministerio revela que el grado de amenaza del cambio climático es percibido como mayor por sectores más ligados con el medio ambiente. Así, el riesgo es “alto” entre las personas que trabajan en el sector del agua (90,3%); zonas costeras (89,2%); suelos y desertificación (86,2%), biodiversidad (83,5%) o agricultura, pesca y acuicultura (79%). Por el contrario, el grado de percepción más bajo de amenaza se dan en los sectores de las finanzas y seguros (41,7%); el turismo (36,4%) y la industria (32,3%).
Las renovables empiezan a recuperar el tiempo perdido tras el techo de cristal impuesto por la regulación normativa. Las últimas estadísticas publicadas reflejan que la industria española adquiere fuerza en mercados internacionales y se posiciona como un sector clave para la economía de la transición. Dos datos corroboran esta dirección: España es la tercera del mundo en ingresos netos por exportaciones en el sector eólico y la inversión española en energía limpia creció durante el primer semestre un 235% mientras que la caída global fue del 14%.
La posición privilegiada de la actividad eólica en exportaciones responde a la industria y a su cadena de valor. Con 207 centros de fabricación distribuidos casi por todo el mapa nacional, en 16 de las 17 comunidades autónomas, el mercado global de la energía eólica supondrá unas inversiones de 5,3 billones de dólares de aquí a 2050, según datos de la organización BloombergNEF (BNEF) que recoge en un artículo el director de Políticas Energéticas y Cambio Climático de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), Heikki Willstedt, para la revista ‘Energías Renovables’.
Otro de los indicadores de BNEF, muestra que las industrias renovables en España suponen un activo estratégico de gran potencial y largo recorrido. España presentó el mayor crecimiento en Europa con 3,7 mil millones de dólares, recoge ‘EnergyNews’. Cerca de la subida española figura el mercado sueco con un incremento del 212% y 2,5 mil millones y Ucrania con 1,7 mil millones que suponen un 60% de ascenso. En el lado contrario, se encuentran mercados como el de los Países Bajos que bajó un 41% con 2,2 mil millones; Alemania con un descenso del 42% con 2,1 mil millones, y Reino Unido y Francia, con un 35 y un 75% menos, y 2,5 mil millones y 567 millones, respectivamente.
- Más de 32 millones de españoles, el 70% de la población están afectados por el cambio climático
- La superficie con climas semiáridos ha avanzado en 30.000 kilómetros cuadrados
España ya sufre el cambio climático. Los datos avalan una teoría rechazada por muchos que ahora empieza a mostrarse con hechos evidentes. Los últimos en poner encima de la mesa las evidencias ha sido la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Un avance del Open Data Climático evidencia cambios en el clima que repercuten en la vida de todos los españoles. Según sus estimaciones, 32 millones de ciudadanos, el 70% de la población, ya están afectados por las consecuencias de esta problemática mundial.
Aemet apunta a que en los últimos cuarenta años, el periodo estival abarca cinco semanas más al año. Esto es algo que todos los españoles notan. Y a pesar de que pensamientos cortoplacistas pueden creer que esto favorece a ciertos sectores económicos que viven del sol, las consecuencias son nefastas para todos. El trabajo de Aemet refleja que la superficie con clima semiárido ha aumentado en 30.000 kilómetros cuadrados en los últimos 50 años. Las zonas más afectadas por este incremento son Castilla-La Mancha, el valle del Ebro y el sureste peninsular. Además, el aumento de las temperaturas supone el alza del nivel del mar Mediterráneo, cerca de 3,4 centímetros por década desde 1993.
Según recoge ‘El País’, el aumento de calor agrava las enfermedades cardiovasculares y respiratorias; eleva las consultas de personas con problemas renales y enfermedades neurodegenerativas y aumentan los partos prematuros y los nacimientos de bajo peso, resalta Julio Díaz, de la Escuela Nacional de Sanidad que depende del Instituto de Salud Carlos III. El calor se relaciona con unos 1.200 fallecimientos al año en España. Esta cifra puede alcanzar los 12.000 a finales de este siglo. Los datos que maneja Aemet apuntan a que entre 2004 y 2016, 446 personas fallecieron por exposición al calor excesivo.
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El Ministerio para la Transición Ecológica aprobó en el último Consejo de Ministros celebrado el pasado viernes el Real Decreto que da vía verde al autoconsumo de energías renovables en los hogares. La norma completa el margo regulatorio impulsado por el Real Decreto-ley 15/2018 que decía adiós al polémico Impuesto al Sol. Entre las novedades que afecta a las familias, destaca la figura del autoconsumo colectivo que favorece esta fórmula entre comunidades de propietarios o en polígonos industriales. La regulación recién aprobada facilita los trámites administrativos, sobre todo, para los pequeños consumidores, posibilita que las instalaciones puedan estar en las proximidades no en los propios hogares para aprovechar mejores ubicaciones y establece un mecanismo simplificado de compensación de la energía que produces y no consumes. Esta norma, informan desde el Ministerio para la Transición Ecológica, permitirá a España la electrificación de la economía y cumplir así con los objetivos marcados en materia de lucha contra el cambio climático.
En el capítulo de las compensaciones, la comercializadora de energía compensará al usuario por la energía excedentaria en cada factura mensual. Antes el hogar que quería obtener una compensación por esta energía que inyectará a la red, debía constituirse jurídicamente como productor de energía, realizando trámites y declaraciones fiscales que la ley exige. Este mecanismo es aplicable para aquellas instalaciones con una potencia no superior a 100 kilovatios (kW) y siempre que produzcan electricidad a partir de energía de origen renovable. La compensación económica puede llegar hasta el cien por cien de la energía consumida por el usuario ese mes. La norma también abre la vía a que un consumidor pueda aprovechar los excedentes de su vecino y copartícipe de autoconsumo, si éste no está consumiendo lo que produce. Para generalizar el consumo de renovables, el decreto además establece que las comercializadoras puedan ofrecer servicios de autoconsumo renovable.
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