La industria eólica mundial vivió el año pasado su mejor año. A pesar de la COVID-19, la energía del viento logró instalar 93.000 megavatios (MW). Esta cifra es la mayor alcanzada por la eólica y supone un 53% más que en 2019. Nunca antes en la historia, la eólica había logrado tanto. El mundo terminó el año con 743 GW de capacidad de generación, según los datos del informe de el Consejo Global de la Energía (GWEC). El documento destaca también los beneficios que supone esta potencia para frenar el calentamiento global. La eólica evitará la emisión de 1.100 toneladas de CO2 al año. España continúa en el top ten mundial de la eólica de tierra: sextos por nueva potencia instalada y quintos por potencia acumulada con 1.400 MW y 27.238MW, respectivamente.

A pesar de lograr el récord histórico, mostrar su resiliencia y competitividad, la organización alerta de que habrá que pisar el acelerador si queremos alcanzar el cero neto en 2050 y evitar así lo peores impactos del cambio climático. Según refleja el informe, el mundo debe instalar “energía eólica tres veces más rápido durante la próxima década, 180 GW anuales”. Ben Backwell, consejero delegado de GWEC, resalta que los gobiernos deben adoptar un enfoque de “emergencia climática” para eliminar la burocracia y los retrasos en la planificación y expandir la infraestructura de la red para aumentar aún más la energía eólica al ritmo requerido. “La energía eólica es la piedra angular para lograr la neutralidad en emisiones y promover la recuperación verde”, esgrime.