Ya es indiscutible el papel clave de las renovables en la transición energética. Sin renovables, es complicado que los países cumplan con sus compromisos medioambientales. Pero además, ya no sólo son indispensables para mantener al alcance la neutralidad de emisiones y al alcance el objetivo de 1,5 °C también supone un aliciente  para las economías mundiales. Las renovables son fundamentales en los esfuerzos de los países para reducir rápidamente – y, en última instancia, eliminar – los combustibles fósiles y limitar el daño macroeconómico que ocasionan en la búsqueda del objetivo de las cero emisiones netas. El último informe de Irena, la Agencia Internacional de la Energía, refleja que la generación de electricidad con renovables es ya más barata que con los fósiles. Alrededor del 86% (187 gigavatios) de la nueva capacidad renovable instalada en 2022 registró menores costos de producción de electricidad que la generada a partir combustibles fósiles.

Según el documento de Irena, el mundo redujo la factura de combustible del sector eléctrico en 2022 en al menos 520.000 millones de dólares. En los países no pertenecientes a la OCDE, sólo el ahorro durante la vida útil de las nuevas incorporaciones de capacidad en 2022 reducirá los costos en hasta 580.000 millones de dólares. Además de estos ahorros de costos directos, el informe destaca los beneficios económicos sustanciales al reducir las emisiones de CO2 y los contaminantes atmosféricos locales. Sin el despliegue de las renovables que se ha producido durante las dos últimas décadas, el impacto económico ocasionado por la crisis de los precios de los combustibles fósiles en 2022 habría sido mucho peor y posiblemente muchos gobiernos no habrían tenido capacidad para mitigarlo con fondos públicos.

 

El director general del organismo internacional, Francesco La Camera, considera que 2022 fue un auténtico punto de inflexión en el despliegue de las renovables, ya que nunca habían alcanzado mayor competitividad en costos pese a la persistente inflación que afecta a los costos de materiales y equipos en todo el mundo. Las regiones más afectadas por la histórica crisis de precios demostraron una notable resiliencia, en gran parte gracias al enorme incremento registrado por la energía solar y eólica en la última década». «Actualmente, los argumentos económicos en favor de las renovables son convincentes, pero el mundo debe agregar una media de 1.000 GW de electricidad renovable cada año hasta 2030 para mantener al alcance el objetivo de 1,5 °C, más del triple de los niveles de 2022. No hay tiempo para que un nuevo sistema energético evolucione gradualmente como ocurrió con los combustibles fósiles. De cara a la COP28 que tendrá lugar en Dubái a finales de año, el informe publicado en el día de hoy vuelve a demostrar que las renovables son la mejor solución climática que tienen los países en sus manos para elevar su ambición y tomar medidas competitivas en costos», destaca.

El nuevo informe de Irena, además concluye, que los altos precios esperados de los combustibles fósiles consolidarán el cambio estructural que ha hecho que la generación de energía renovable se convierta en la fuente de nueva generación de menor costo.