El mayor protagonismo de las energías renovables en nuestro país ha potenciado los beneficios adheridos a su mayor utilización. Entre estas ventajas, figura la reducción de emisiones de CO2. Su empleo supone que la generación de electricidad es más limpia. En los últimos cinco años, ha pasado de cerca de emitir 80 millones de toneladas de CO2 en 2015, a 50 MtCO2-eq en 2019. La disminución en el último año se ha acelerado aún más logrando una reducción en tan sólo un año del 27% al concluir 2020 con 36,17 millones de toneladas de CO2, según los datos de Red Eléctrica de España (REE). Esta cifra supone la menor en diez años, incluso se sitúa un 45% por debajo de las emisiones de 1990 (año de referencia) que eran de 65,8 MtonCO2, destaca la Asociación Empresarial Eólica (AEE), quien explica que la contribución de la energía eólica ha sido clave para este recorte.
A punto de terminar 2020, las renovables marcan otro máximo histórico. Las energías limpias produjeron este año el 43,6% de toda la electricidad en España, la mayor cuota desde que se tiene registros. Así lo refleja el informe previsión de cierre de Red Eléctrica de España (REE) que adelanta que la demanda nacional marcada por el COVID-19 se situará en los 249.716 GWh, dato un 5,6% inferior al de 2019. Junto al coronavirus, este ejercicio estará marcado por el mayor protagonismo de las renovables. La cuota de producción verde de 2020 es 6,1 puntos porcentuales superior a la de 2019 y está 3,2 puntos porcentuales por encima del anterior máximo de participación anual, registrado en 2014.
El mundo ha hecho progresos prometedores para garantizar el acceso universal a la energía sostenible en la última década. Las energías renovables son clave para garantizar el acceso a la electricidad. Como muestra de este esfuerzo, el número de personas sin acceso a la electricidad cayó de 1.200 millones a nivel mundial en 2010 a 789 millones en 2018. Las soluciones de energía renovable han sido fundamentales para lograr este descenso, con más de 136 millones de personas que reciben servicios básicos de electricidad a través de energías renovables fuera de la red en 2018.
La estructura de la generación de energía donde predominan las tecnologías no contaminantes es ya una realidad. Este año, seguro que será recordado históricamente por el devastador coronavirus pero tenemos la oportunidad de que también sea recordado como un punto de inflexión para el comienzo de una nueva era, el inicio de la era renovable. De momento, el primer trimestre indica que puede ser así. Según los últimos datos de Red Eléctrica de España (REE) de los tres primeros meses del año, el 72,75% de la electricidad se ha generado sin emitir CO2 equivalente a la atmósfera, frente al 64,72% del periodo análogo de 2019. Sólo en el mes de marzo, las cuotas de renovables llegaron al 49,52%. El cómputo medio del primer trimestre de este año en generación renovable ha tenido una cuota del 44,59%.
Esta semana llegaban buenas noticias para los consumidores. Las noticias sobre la luz siempre tienden a ser de subidas, pero esta vez no. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha propuesto bajar de media un 3% el recibo de la luz para consumidores domésticos y del 6% para consumidores industriales. Competencia plantea que el coste de las redes entre consumidores se haga en función de la energía y la potencia que se consuma, una ampliación de la discriminación horaria y programa que la energía sea más barata en las horas valle para facilitar el uso de los coches eléctricos. Las circulares con estos planteamientos recoge que los peajes de transporte y distribución de las eléctricas bajen entre un 6,8% y un 13,4% entre 2020-2025. Los peajes suponen en torno al 32% del recibo de la luz y la propuesta prevé reducirlo al 25%.Los peajes son la contribución que les corresponde pagar a los consumidores para cubrir los costes que incurren las eléctricas por las actividades de transporte y distribución. La retribución que reciben las compañías de electricidad se eleva en conjunto a 7.000 millones anuales.
El proyecto de circular, recoge ‘El País’, establece una metodología para determinar el cálculo anual de los peajes y su reparto entre los distintos tipos de consumidores. «En concreto, se distribuirá entre los consumidores; los autoconsumidores por la energía demandada de la red y por la energía autoconsumida en el caso de instalaciones próximas; las instalaciones de generación por sus consumos propios y los intercambios de energía eléctrica que se realicen con destino en países no miembros de la Unión Europea». En cuanto a la ampliación de la discriminación horaria, sostiene que los consumidores podrán conocer con mayor precisión los precios para incentivar un consumo eficiente y, en consecuencia, un uso más eficiente de las redes evitando inversiones innecesarias en el contexto actual de electrificación de la economía. El objetivo es que el consumidor conozca de forma transparente la determinación de sus peajes de transporte, su reparto entre los distintos tipos de consumidores y cuánto supone el coste de las redes en su factura total de electricidad. Para ello se ha utilizado el principio de causalidad de los costes de redes, de forma que cada peaje se calcula en función de los factores que inducen el coste de las redes de transporte y distribución, en concreto, la demanda de diseño de cada nivel de tensión.
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