Decimos adiós a un año donde los países han tomado conciencia de que el cambio climático es irrefutable. Este mismo año, los expertos de la ONU alertaron sobre la necesidad de adoptar medidas para frenar sus consecuencias. Los científicos destacaron que es posible limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados centígrados en vez de 2 pero “sólo con cambios rápidos, de amplio alcance y sin precedentes”. En su informe, presentado el pasado lunes 8 de octubre por el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC), los científicos revelan que para permanecer en una variación de 1,5ºC máximo se debe invertir la evolución de las emisiones de CO2 antes de 2030 y llegar a 2050 a una “neutralidad del carbono”: no emitir más CO2 de lo que se puede retirar. Sostienen que es necesario reducir el consumo de carbón a dos tercios en 2030, a cero en 2050, y el uso del petróleo a la mitad y el gas a un tercio. El objetivo final: Evitar impactos catastróficos en la vida de las personas y el medio ambiente.

Las consecuencias ya son evidentes. Problemas como la contaminación atmosférica suponen la muerte de casi 40.000 personas en España y más de medio millón en Europa. La evidencia ha supuesto que las empresas y las administraciones aceleren sus proyectos para afrontar la transición energética. Para frenar los efectos del cambio climático todos los países deberán acometer medidas en dirección a la electrificación cuyas fuentes deberán provenir de energías renovables. En España, la nueva ministra en el ramo, Teresa Ribera, ya ha ejecutado iniciativas como la derogación del “impuesto al sol”. En su cartera, la aprobación de la Ley de Transición Energética. La normativa contemplará medidas como la creación de un sistema renovable cien por cien eléctrico y la prohibición de la circulación de vehículos de gasolina, diésel o híbridos en 2050. Diez años antes, en 2040, se prohibirá su venta, y se terminará con las ayudas a energías fósiles. Para dejar atrás a combustibles como el petróleo o el carbón, las energías renovables serán fundamentales. Dentro del mapa de energías sostenibles, la energía eólica será clave. La fuerza del viento dejará atrás al carbón, a las nucleares y al gas natural de 2030. Este sector se convertirá en la energía más grande de la UE antes de una década, según la Agencia Internacional de la Energía.