Esta misma semana, París acogía una gran cita contra el cambio climático con medio centenar de jefes de Estado, representantes del mundo financiero y organizaciones no gubernamentales. Después de dos años de la firma del Acuerdo de París, la capital gala volvía a albergar un gran foro para evaluar acciones acometidas y las asignaturas pendientes. Con Estados Unidos fuera del escenario por decisión de su presidente, Donald Trump, el mandatario francés, Emmanuel Macron, se ha erigido como nuevo líder mundial para afrontar las medidas que se implementarán en el mundo a corto y medio plazo si se quiere contrarrestar los efectos ya tangibles del cambio climático. El tiempo juega en contra, y la alarma es cada vez más creciente con una temperatura que aumenta cada año +1ºC en el planeta y que ya ha provocado deshielos intensos, subidas de nivel del mar o fenómenos climáticos extremos. Para contrarrestar estas consecuencias, hace faltan compromisos reales y globales que no caigan en papel mojado.

Las inversiones serán imprescindibles si se quiere cambiar la dirección del cambio climático. El sistema financiero es una pieza clave y a ellos, Macron se dirigió con la premisa de que el mundo: “Está perdiendo la batalla contra el cambio climático”. El líder francés llamó a todos los dirigentes tanto políticos como económicos a emprender una nueva fase contra el calentamiento global. Durante la celebración de la cumbre, Macron, en una entrevista a ‘Le Monde’ recogida por ‘La Vanguardia’, argumenta que es necesario “una movilización mucho más fuerte” para contener el aumento de las temperaturas por debajo del umbral de 2 grados. “Sin una movilización mucho más fuerte, un choque en nuestros propios modos de producción y desarrollo, no tendremos éxito”, explica Macron. “Lo que salvará al planeta ya no son las grandes cumbres diplomáticas clásicas. Será una movilización de todos los días; más transparencia, impulsos permanentes y es el conjunto de los componentes de la sociedad”, dice en la entrevista. “Hay que llamar a la movilización porque las personas se han quedado dormidas”, apostilla.

Una de las líneas en las que se trabajarán en los próximos años, será el de lograr financiamiento real para proyectos concretos, y sobre todo, para desarrollar las energías limpias en países en vías de desarrollo para que no sigan los pasos del primer mundo y su dependencia a los combustibles fósiles. Se trata de involucrar a todo el mundo financiero. Algunos ya están actuando. Un total de 225 fondos de inversión de todo el mundo han lanzado una iniciativa conjunta para presionar a cien de las mayores compañías contaminantes para que reduzcan sus emisiones y avancen hacia la transición energética. Los firmantes de lo que se ha llamado “Climate Action 100+” gestionan activos por valor de 26,3 billones de dólares. También entidades financieras como la holandesa ING Direct ya ha anunciado que dejará de financiar a cualquier eléctrica en la que el carbón supongo más del 5% de su producción energética. En cambio, seguirá prestando dinero a las empresas con proyectos de energía renovable y a nuevos clientes cuya dependencia del carbón sea inferior al 10%.

Frente a esta actitud del presidente francés, su homólogo español, Mariano Rajoy, acudió a París con el mismo compromiso que hace dos años. Teresa Ribera, directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDSRI), sostiene que España está “muy atrasada” en sus planteamientos de cómo alcanzar la meta de cero emisiones en 2050, recoge ‘El periódico’. España dispondrá el próximo año de una ley de Cambio Climático y Transición Energética que marcará la hoja de ruta, pero a un año después de su anuncio, aún no se ha hecho público ningún borrador sobre el que vertebrar un debate riguroso. Solo una lista de temas a abordar.

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