Inundaciones, sequías, fundición del casquete polar. El cambio climático amenaza la vida humana. Esta misma semana, el físico teórico Stephen Hawking ha vaticinado que la especie humana deberá abandonar la Tierra en cien años. Las razones que argumenta el científico es que el ser humano está acabando con su propio planeta. El físico asegura que “el tiempo se agota para la Tierra” y que el ser humano no tendrá más remedio que enfrentarse a una catástrofe muy similar a la que extinguió, hace algo más de 60 millones de años, a los dinosaurios. El cambio climático es uno de estos argumentos que esgrime Hawking.

En un reciente informe sobre el cambio climático y la infancia, la Organización Internacional en Defensa de los Derechos de la Infancia (Unicef) enumera las consecuencias irreversibles para el humano debido al cambio climático. Entre ellas, enfermedades como el paludismo, el hambre, la escasez de agua, la pérdida de cosechas, la muerte del ganado. “Cuando las lluvias no lleguen se perderán las cosechas y morirá el ganado, exponiendo a los niños a la hambruna y mermando las fuentes de abastecimiento de agua para el consumo y la higiene”, advierte Unicef.

La organización alerta también de las pérdidas económicas. Si no se toman medidas, los costos y riesgos de un calentamiento de 5ºC a 6ªC equivaldrán a la pérdida anual de al menos el 5% del PIB mundial. Si se tiene en cuenta un conjunto más amplio de riesgos y repercusiones, la estimación de los daños podría aumentar a un 20% del PIB o más. Se prevé que para 2020, el cambio climático expondrá sólo en África a cerca de 75 millones de personas a consunción por falta de agua. Para finales del siglo XXI, el incremento previsto del nivel del agua afectará a zonas costeras bajas con alta densidad de población.

El resto del mundo tampoco estará a salvo de las consecuencias del cambio climático. Según el último informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente ‘Cambio climático, impactos y vulnerabilidad en Europa 2016’, todas las regiones europeas son vulnerables al cambio climático, y en especial, el sur y el sudeste europeo, entre ellas, España. Estos países experimentarán las repercusiones más negativas. Temperaturas más altas, disminución de precipitaciones y de los caudales de los ríos, sequías, pérdida de rendimiento de los cultivos, pérdida de la biodiversidad y aumento de los incendios forestales. Todo ello, se traducirá en un aumento de los riesgos para la salud y el bienestar humano.