La estructura de la generación de energía donde predominan las tecnologías no contaminantes es ya una realidad. Este año, seguro que será recordado históricamente por el devastador coronavirus pero tenemos la oportunidad de que también sea recordado como un punto de inflexión para el comienzo de una nueva era, el inicio de la era renovable. De momento, el primer trimestre indica que puede ser así. Según los últimos datos de Red Eléctrica de España (REE) de los tres primeros meses del año, el 72,75% de la electricidad se ha generado sin emitir CO2 equivalente a la atmósfera, frente al 64,72% del periodo análogo de 2019. Sólo en el mes de marzo, las cuotas de renovables llegaron al 49,52%. El cómputo medio del primer trimestre de este año en generación renovable ha tenido una cuota del 44,59%.
Una salida verde a la crisis y el aumento de inversiones más allá de los planes actuales podría cuadriplicar los empleos en las tecnologías de energías renovables y alcanzar los 42 millones de puestos de trabajo. Así lo detalla la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) en su último informe, ‘Global Renewable Outlook 2020’ publicado esta semana. En el documento, la organización mundial cifra en 130 billones de dólares, la inversión que se debería realizar si queremos conseguir una neutralidad total en las emisiones de carbono en 2050.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha destacado la necesidad de tener presentes que el gran problema de la humanidad se llama cambio climático. La crisis sanitaria por el COVID-19 ha mostrado la apariencia de una emergencia global, pero no hay que olvidar que la amenaza a largo plazo para la humanidad sigue siendo el cambio climático, así lo ha destacado Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Para la ONU, ambos problemas suponen desafíos diferentes, pero comparten la premisa de que la humanidad ha de trabajar unida para lograr un objetivo compartido y reducir el sufrimiento humano ahora y en el futuro.
Si alguien tenía dudas de que la única alternativa era la implantación de una economía verde para preservar el planeta, ahora es más evidente que nunca tras la devastadora crisis provocada por el coronavirus. El giro hacia las energías renovables como la eólica y la solar son la solución no sólo a los efectos del COVID-19 sino también como única vía para mitigar los efectos del cambio climático. Incluso, algunos ya apuntan a que el coronavirus puede ser una consecuencia de la perdida de biodiversidad que sufre el planeta por las emisiones de CO2. Virus que pueden ser cada vez más frecuentes sino damos un giro de 180 grados a las políticas energéticas y de consumo.
Responsables de IRENA llaman a tener en cuenta objetivos de sostenibilidad y clima en las medidas de estímulo económico que se adopten tras el coronavirus
En medio de la turbulencia económica y la gran crisis sanitaria que ha provocado el COVID-19, la Agencia Internacional de la Energía (IRENA), ha publicado el documento ‘Estadísticas de Capacidad Renovable 2020’, un informe de la evolución de las renovables en el mundo que destaca la gran importancia que poseen las renovables. Las renovables reinan en las nuevas incorporaciones al mix eléctrico. La capacidad renovable alcanzó los 2.537 gigavatios (GW) a finales de 2019 con un aumento de 176GW con respecto al ejercicio anterior. De esta cifra, la energía eólica y solar coparon el 90% de la capacidad renovable. IRENA resalta en el trabajo, que las renovables representaron el 72% de las sumas a la capacidad total el pasado año, y superan así una vez más a los combustibles fósiles.
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