El día 14 de febrero celebramos dos efemérides, por un lado, San Valentín, una jornada que aunque con raíces cristianas, ahora es una celebración también pagana que conmemora la afectividad y el amor. Y en este día, que se rinde homenaje al amor, celebramos el Día Mundial de la Energía. En 1949, se instituyó esta conmemoración con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre la importancia de hacer un uso responsable y eficiente de los recursos energéticos y que estos procedan de las fuentes limpias y renovables.
El pasado fin de semana celebramos el quinto aniversario del Acuerdo de París. Cinco años que no han servido para resolver aún asignaturas pendientes si se quiere cumplir con el compromiso de limitar el avance del calentamiento global por debajo de los 2ºC y hacer esfuerzos para no superar los 1,5ºC sobre los niveles preindustriales. La Organización Mundial de Naciones Unidas (ONU) hace un llamamiento en este sentido. En su informe, ‘Brecha de Producción 2020’, la ONU estima que de no disminuir los países su producción en combustibles fósiles un 6% anualmente, no se podrá limitar la temperatura del planeta en 1.5°C, cifra establecida en el Acuerdo de París.
Ya han pasado cinco años, desde que 195 países ratificaran el Acuerdo de París con objetivos para limitar el avance del calentamiento global por debajo de los 2ºC y hacer esfuerzos para no superar los 1,5ºC sobre los niveles preindustriales. Tras este tiempo, y en plena ebullición del desarrollo de las políticas de transición energética de estos países, las organizaciones medioambientales alarman que aún estamos muy lejos de reducir las emisiones que sería necesario para evitar el impacto del cambio climático. El acuerdo cumple un lustro con asignaturas pendientes.
No hay marcha atrás para la transición energética. El Consejo de Ministros ha aprobado hoy el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que remitirá ahora al Parlamento para su visto bueno como ley. La normativa impulsa de forma decidida a las renovables con retos con horizonte 2050 como lograr que el cien por cien de la electricidad sea de origen renovable y un país neutro en emisiones de carbono. Antes, en 2030, será momento de evaluar los pasos que se dan y comprobar el primer propósito, generar el 70% de la electricidad con renovables, así como, asegurar que al menos el 35% del consumo final de energía procede de renovables y mejorar la eficiencia energética en al menos un 35% respecto a un escenario tendencial.
Una salida verde a la crisis y el aumento de inversiones más allá de los planes actuales podría cuadriplicar los empleos en las tecnologías de energías renovables y alcanzar los 42 millones de puestos de trabajo. Así lo detalla la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) en su último informe, ‘Global Renewable Outlook 2020’ publicado esta semana. En el documento, la organización mundial cifra en 130 billones de dólares, la inversión que se debería realizar si queremos conseguir una neutralidad total en las emisiones de carbono en 2050.
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