Celebramos hoy el Día Internacional contra el Cambio Climático, una jornada que nos recuerda la necesidad de priorizar acciones que ayuden a frenar las emisiones de CO2. Negar la existencia del cambio climático es conducir al planeta al desastre. Por ello, esta efeméride subraya el desafío que supone para todos. Es el gran reto colectivo. Países, gobiernos, empresas pero también ciudadanos han de volcarse si se quiere combatir este gran problema mundial que afecta a todos los niveles de la vida, no sólo al medio ambiental. Sus repercusiones hacen tambalear nuestras vidas.
Un ejemplo de ello, es España, donde este verano se han sufrido las temperaturas más elevadas de la historia y una gran sequía. En julio, se registró el mes más cálido de la historia y el tercero más seco del siglo. Ambos factores han reducido la cosecha con lo que los precios de las materias primas subirán ante la escasez. Unido a la gran inflación global, y la crisis energética derivada en gran parte por el conflicto ruso-ucraniano, causan un empobrecimiento general de la población. El cambio climático afecta también a los bolsillos de todos. A ello se une la pérdida de vidas humanas por desastres naturales o contaminación.
Todos debemos ser conscientes de cómo nuestra actividad influye en el planeta, y controlar nuestro impacto con acciones que cuiden del medio ambiente, del planeta y de las personas. Acciones como aplicar la regla de las cuatro erres: reducir, reutilizar, reparar y reciclar; ajustar las compras a lo que realmente se consume, buscar alternativas de transporte menso contaminantes, ahorrar energía o simplemente algo tan sencillo como cerrar el grifo cuando te lavas los dientes, suponen pequeños gestos que suman entre todos y en beneficio para todos.
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