Las tecnologías de la información y la comunicación han dado el do de pecho en la respuesta a la COVID-19. La crisis ha acelerado la digitalización de negocios y servicios, y ha obligado al teletrabajo y a emplearla para el acceso a la sanidad, la educación y los bienes y servicios esenciales. Por ello, nunca más que antes es necesario reducir la brecha digital para los 3.600 millones de personas que aún no tienen conexión a internet, reclama la Organización Mundial de Naciones Unidas (ONU). Según la organización no gubernamental, una vez que la fase aguda de la crisis de la COVID-19 se termine, los gobiernos deberán invertir en infraestructura más que nunca con el fin de acelerar la recuperación económica, crear empleo, reducir la pobreza y estimular la inversión productiva.

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