Celebramos hoy el Día Mundial del Reciclaje, una efeméride para recordar la necesidad de reducir el volumen de los residuos generados y minimizar la huella de carbono. Todos tenemos la posibilidad de poner nuestro granito de arena, la clave: responsabilidad individual. Para empezar, ¿aplicas la regla de las tres erres en tu cotidianeidad? REduce, REutiliza, REcicla.

REduce: piensa bien si realmente necesitas un producto o lo que estés pensando en comprar. En numerosas ocasiones, una vez realizada la compra, se olvida en el armario cuando se trata de ropa o ni siquiera se utiliza cuando se trata de aparatos, o bien, acaba en la basura porque ya no es apto para el consumo como en el caso de los productos de alimentación. Antes de efectuar la adquisición, reflexiona siempre: ¿Lo necesito?

REutiliza: ¿No se puede arreglar? ¿puedo dar una segunda vida a lo comprado? Son dos de las preguntas que nos debemos hacer. Antes de tirar nada a la basura piensa si lo puedes volver a utilizar o si lo puedes emplear para otro uso: cartón; plástico; botellas de cristal; decoración. También se puede donar lo que ya no utilices, regarlarlo a los amigos o incluso venderlo para mercados de segunda mano como el de la ropa, cada vez más crecientes.

REcicla: La mayor parte de lo que utilizamos puede reciclarse. Esto depende mucho de nuevo de la responsabilidad individual. Si no tienes contenedores cercanos, selecciona igualmente la basura, y acércate a tu punto limpio más cercano. Recuerda, cada material en un contenedor diferente:

Azul: papel y cartón

Amarillo: envases (botellas, bolsas, latas)

Verde claro: vidrio (no te olvides de quitar la tapas antes de depositar las botellas en este contenedor)

Verde oscuro o marrón: materia orgánica

En algunas comunidades también existe el contenedor gris: residuos que no pueden aprovecharse como pañales y compresas; polvo de barrer; cenizas y colillas; papel o cartón sucios; cerámica; sartenes o gomas…