Si cuidamos del planeta, nos cuidamos a nosotros: Objetivo 15 ODS  ‘Vida de ecosistemas terrestres’

La COVID-19 ha hecho saltar todas las luces rojas de una forma abrupta respecto al medio ambiente. Si esas alarmas ya existían con anterioridad, el coronavirus ha supuesto una bofetada de realidad. El mensaje es evidente. No se puede vivir de espaldas a nuestro planeta. “Con la COVID-19, el planeta ha enviado su mayor alerta hasta la fecha indicando que la humanidad debe cambiar”, explica la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen. La ONU en su informe ‘Trabajar con el medio ambiente para proteger a las personas’, explica cómo «reconstruir mejor», mediante una base científica más sólida, políticas que contribuyan a un “planeta más sano” y más “inversiones verdes”.

PNUMA establece cuatro áreas:

  1. Gestionar los desechos médicos de la COVID-19
  2. Producir un cambio transformativo para la naturaleza y las personas
  3. Trabajar para garantizar que los paquetes de recuperación económica generen resiliencia para crisis futuras.
  4. Modernizar la gobernanza ambiental a nivel mundial.

 

 

 

Para la ONU es esencial mejorar la forma en que nos relacionamos con la naturaleza y el planeta, y así se plasma en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en especial, en el que tratamos hoy: ‘Vida de ecosistemas terrestres’. La organización mundial considera que para prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas de todo el mundo, las Naciones Unidas han declarado la Década para la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030). Esta respuesta coordinada a nivel mundial ante la pérdida y degradación de los hábitats se centrará en desarrollar la voluntad y la capacidad políticas para restaurar la relación de los seres humanos con la naturaleza.

Asimismo, recoge la ONU, se trata de una respuesta directa al aviso de la ciencia, tal y como se expresa en el Informe especial sobre cambio climático y tierra del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, a las decisiones adoptadas por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en las convenciones de Río sobre cambio climático y biodiversidad y a la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación.