Continuamos con nuestra contribución a la difusión de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por la Organización de Naciones Unidas (ONU). En esta ocasión, profundizamos sobre el reto 8 ‘Trabajo Decente y Crecimiento Económico’. Según la ONU, la tasa de desempleo se situaba en el 6,4% en el año 2000 frente al 5,6% de 2017. Este crecimiento se agravará con la crisis ocasionada por la COVID-19. La pandemia global provocará una recesión histórica con niveles récord de carencias y desempleo, lo que creará una crisis humanitaria sin precedentes cuyas consecuencias las sufren los más pobres. La ONU apela a reforzar de manera extraordinaria la ayuda internacional y el compromiso político con el objetivo de garantizar que las personas de todo el mundo tengan a acceso a los servicios esenciales y a la protección social. El marco de respuesta socioeconómica consta de cinco líneas de trabajo:

  1. Garantizar que los servicios de salud esenciales sigan estando disponibles y proteger los sistemas sanitarios.
  2. Ayudar a las personas a lidiar con la adversidad mediante la protección social y servicios básicos.
  3. Proteger empleos y apoyar a pequeñas y medianas empresas, y a los trabajadores del sector informal, mediante programas de respuesta y recuperación económicas.
  4. Orientar el aumento necesario de estímulos fiscales y financieros para que las políticas macroeconómicas funcionen en favor de los más vulnerables y reforzar las respuestas multilaterales y regionales.
  5. Promover la cohesión social e invertir en sistemas de respuesta y resiliencia impulsados por las comunidades.

Estas cinco líneas de trabajo están conectadas por un sólido imperativo de sostenibilidad medioambiental y de igualdad de género para una mejor reconstrucción. El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha enfatizado que la recuperación de la crisis de la COVID-19 debe conducir a una economía diferente. Ante un escenario agravado, los retos de la ONU ya fijados serán más complicados de lograr pero necesarios. Entre ellos, la extensión mundial del trabajo decente; la eliminación de la brecha salarial por género o promover políticas orientadas al desarrollo que apoyen las actividades productivas, la creación de puestos de trabajo decentes, el emprendimiento, la creatividad y la innovación, y fomentar la formalización y el crecimiento de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, incluso mediante el acceso a servicios financieros.