El sector eólico español evitó en sólo tres años la emisión de 106 millones de toneladas de CO2, con un ahorro de un coste que alcanza los 657 millones de euros, desde 2012 hasta 2015. Esta es una de los principales conclusiones que revela el estudio ‘La eólica en la economía española 2012-2015’ de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) y elaborado por Deloitte. El informe que detalla la evolución del sector en este periodo de tiempo revela la importancia del sector para el ahorro del ciudadano y su contribución en la lucha contra el cambio climático. El documento concreta que el sector eólico evitó importaciones de 40 millones de toneladas equivalentes de petróleo por valor de 9.027 millones de euros, y además, contribuyó a crear un total de 96.431 empleos en el mundo, gracias a su internacionalización.

Otro de los puntos analizados en el informe es el impacto de la generación eólica en los precios de la electricidad. La sustitución de generación con combustibles fósiles por producción eólica le ha ahorrado al sistema eléctrico 15.709 millones de euros en los cuatro años analizados, por la reducción del precio del mercado eléctrico. Para un consumidor medio residencial, el ahorro ha sido de 227 euros en su factura de la luz.

A pesar de los beneficios cuantificables que proporciona el sector a la sociedad, entre ellos, la reducción de las importaciones de combustibles fósiles, de las emisiones de gases invernadero y otros contaminantes, y de la bajada del precio de la luz, el marco regulatorio ha perjudicado su desarrollo en España, con lo que las empresas han tenido que reinventarse y mirar hacia el exterior. Como ejemplo de la situación tras la Reforma Energética, el efecto caníbal (cuando la eólica produce más, se abarata el precio y el sector recibe menos por la producción), le ha restado a las empresas en 2014 y 2015, 1.547 millones de euros. El sistema ahora compensa cada tres años a las empresas en caso de desvíos, pero debido a la existencia de unos límites, en el primer período regulatorio que finaliza en diciembre de 2016, el sector sólo recibirá el 36% de lo que ha perdido, 226 millones de euros de un total de 630 millones. Por ello, la AEE apunta a la necesidad de eliminar los límites y compensar las instalaciones no cada tres años, sino cada año.

Respecto al futuro, Deloitte señala que “el sector eólico español se encuentra bien situado para aprovechar las oportunidades que se presentan a nivel mundial siempre y cuando se produzcan cambios regulatorios que eliminen la inseguridad jurídica, se reactive el mercado doméstico de cara al cumplimiento de los compromisos internacionales y se fijen objetivos internos a medio y largo plazo lo suficientemente ambiciosos para dar visibilidad a los inversores”.

La firma dibuja dos escenarios posibles, de los que el más beneficioso para España en términos económicos supondría alcanzar los 40.000 MW eólicos en 2030. Según el informe, si se cumple este escenario se reactivaría la actividad industrial y se crearían unos 10.000 empleos; se mejoraría la posición competitiva (economías de escala, liderazgo tecnológico, profesionales cualificados, etc.) de las empresas españolas, lo que permitiría incrementar aún más las exportaciones y la independencia energética española mejoraría al reducirse las importaciones de combustibles fósiles en mayor cuantía.