Esta misma semana una imagen de un oso polar desnutrido y moribundo daba la vuelta al mundo. Los periodistas Paul Nicklen y Cristina Mittermeier mostraban en la cuenta de National Geographic de Instagram la agonía del animal. El vídeo grabado en la Isla de Baffin es un espejo de las consecuencias tangibles del calentamiento global. Para los incrédulos y los que cuestionan aún el cambio climático, algunos datos son irrefutables: la Tierra ha vivido desde 1981 los 20 años más calurosos de su historia. Las temperaturas no han dejado de crecer desde 1880 y de una forma más rápida desde 1970, recoge el diario ‘La Vanguardia’.

Los científicos prevén mayor aumento de las temperaturas en los próximos años, con lo que el deshielo en el Ártico y la Antártida será aún mayor. Ello conllevará a un crecimiento del nivel del mar. Muchas islas paradisíacas como las Islas Bahamas, Fiji, Maldivas o Islas Salomón o Las Granadinas se encuentran bajo la amenaza de su desaparición por los efectos del cambio climático. Parece que son futuribles de una película de ciencia ficción sobre la desaparición de la Tierra, pero las consecuencias son reales. Éstas son las más conocidas, pero estudios han sacado a la luz ahora algunas desconocidas. Una de ellas: habrá menos nacimientos de hombres. La noticia de la que se hacia eco la publicación digital  ‘Tiempo’, es el resultado de un estudio de investigadores japoneses. El trabajo muestra una clara correlación entre las temperaturas y una mayor tasa de nacimiento de mujeres en relación a los hombres.

En concreto, encontraron un vínculo entre estrés climático y un mayor número de abortos involuntarios masculinos. Los fetos masculinos son más vulnerables al estrés climático. El estudio, realizado en Japón, comparó las temperaturas anuales desde 1968 hasta 2012 con las tasas de nacimiento, revelando una conexión entre alteraciones de temperatura y muerte de fetos de varones. Anomalías tanto positivas (como el caluroso verano de 2010) como negativas (como el invierno extremadamente frío de 2011) en el archipiélago confirmaron su hipótesis al correlacionarse con un mayor número de muertes involuntarias de fetos masculinos. Por el contrario, los fetos femeninos llegaban a término demostrando ser más resilientes. El descubrimiento también es común para otras especies del reino animal.

Ante este paisaje, el próximo martes 12 de diciembre líderes mundiales ratificarán en Paría un compromiso para un mundo resiliente. Habrá que esperar para comprobar si los compromisos políticos no caen en agua de borrajas o papel mojado y entre todos frenar el cambio climático.

 

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