Las emisiones brutas de CO2 equivalente se situaron en las 313,5 millones de toneladas el año pasado. Esta cifra supone una caída del 6,2% con respecto a 2018, según el Avance del Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de 2019 del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Los datos preliminares, a falta de la publicación del informe, reflejan que fue un año bueno para limitar las emisiones. Pese a que fue un año hidrológico seco, con un descenso de la producción hidráulica del 27,6%, y en un contexto económico favorable, con crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 2%, se registró un desacoplamiento de las emisiones con respecto al crecimiento económico.

Como en años anteriores, el transporte es el sector más emisor con el 29% de las emisiones en términos de CO2 equivalente, seguido de la industria (20,6%), la generación de electricidad (13,5%), la agricultura y la ganadería en su conjunto (12,5%), el consumo de combustibles en los sectores residencial, comercial e institucional (8,8%), y finalmente los residuos. Las energías limpias han contribuido de forma apreciable en la caída de emisiones. Así, con respecto a la generación eléctrica, se aprecia una disminución del 28,7% de las emisiones debido, a la caída en un 64,9% de la producción eléctrica por carbón, y al aumento de la producción de energía eólica (un 9,4%), la solar fotovoltaica un 19% y la solar térmica un 16,8%. A pesar de que los datos son esperanzadores y reflejan la adopción de medidas, aún queda mucho trabajo por hacer para frenar el cambio climático. El nivel de emisiones globales se sitúa en un 8,3% más respecto a 1990, y un 29,3% menos respecto a 2005.