Ya han pasado cinco años, desde que 195 países ratificaran el Acuerdo de París con objetivos para limitar el avance del calentamiento global por debajo de los 2ºC y hacer esfuerzos para no superar los 1,5ºC sobre los niveles preindustriales. Tras este tiempo, y en plena ebullición del desarrollo de las políticas de transición energética de estos países, las organizaciones medioambientales alarman que aún estamos muy lejos de reducir las emisiones que sería necesario para evitar el impacto del cambio climático. El acuerdo cumple un lustro con asignaturas pendientes.

Los efectos del calentamiento global cada vez están más presentes. La Organización Meteorológica Mundial ha ya advertido de que este año será uno de los más cálidos de la historia. A pesar de la bajada de emisiones por la pandemia, esto sólo ha sido un espejismo, insuficiente para detener el cambio climático. Según el organismo, se calcula que la temperatura media de estos doce meses será hasta 1,2 grados centígrados superior a los niveles preindustriales (1850-1900), una cifra similar a la de 2019 y solo superada por 2016, el más cálido del que se tiene registro.

La UE se ha mantenido en la vanguardia de los esfuerzos internacionales y su meta es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 40 % de aquí a 2030 con respecto a las de 1990. Habrá que intensificar los esfuerzos para generar una corriente tractora para que todos los países remen en el mismo sentido, incluido Estados Unidos (EEUU), fuera del acuerdo de forma oficial, desde el pasado mes de noviembre. Sin una cooperación global, será difícil frenar las consecuencias devastadoras del cambio climático.