Las energías renovables son una de las claves para la lucha contra el cambio climático. Herramienta necesaria para combatirlo, además, generan riqueza y empleo, abaratan la energía tradicional y son sostenibles medioambientalmente. Estos beneficios se han puesto de manifiesto en el último informe de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) ‘Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España’. En él, la organización que aglutina a las compañías de renovables que operan en España resalta que este tipo de energías además de ser “limpias” son más económicas que el resto de sistema de producción. Las ventajas que arrojan las renovables son irrefutables. El sector aportó al Producto Interior Bruto (PIB) de España 8.256 millones de euros, registró una aportación fiscal neta de 1.090 millones, contribuyó de forma positiva a mejorar la balanza comercial española en 2.511 millones de euros, invirtió 230 millones en I+D+i, generó ahorros en el mercado eléctrico por valor de 4.180 millones, evitó importaciones energéticas por 2.353 millones de euros, propició el ahorro en derechos de emisión por 309 millones y empleó a 75.475 trabajadores.

APPA también destaca la repercusión directa en la calidad de vida de la sociedad española y el freno que supone para el cambio climático. La producción renovable evitó que se emitieran a la atmósfera 55,1 millones de toneladas de CO2 por un importe equivalente de casi 423 millones de euros. A su juicio, “el futuro será renovable o no será”. Además, la producción de energía renovable supone un ahorro directo a los bolsillos de los españoles. Su penetración en el sistema eléctrico facilitó un abaratamiento en el coste de adquisición de la energía en el mercado diario de OMIE de 4.180 millones de euros, como consecuencia de reducir el precio del MWh en 16,9 horas. “Si hay viento y sol, el precio del mercado baja, si no lo hay, sube”, enfatizan.

A pesar de las evidentes ventajas, APPA denuncia que la reforma eléctrica del Gobierno ha conllevado un panorama desolador para el sector renovable que cierra el cuatrienio más sombrío de la historia de las renovables en España. La normativa sólo ha generado incertidumbre en el sector y ha sido el gran damnificado. La asociación demanda que en los cambios que se realicen en la regulación actual se ejecuten con visión de futuro. “Son necesarios planteamientos certeros que huyan de la improvisación”, consideran. En el estudio, además, apuntan a que para cumplir los objetivos obligatorios para 2020 será necesario aumentar la potencia renovable instalada en unos 8.500 MW, cifra que supone 1.700 nuevos MW anuales, 2016 incluido, para alcanzarla.