La transición energética y la obligación de España de cumplir la directiva europea en 2020, el 20% del consumo total de energía debe proceder de renovables, es la esperanza del sector eólico español que aún mira con recelo la política del gobierno central sobre las renovables. Luces y sombras, y algunas dudas sobre su futuro, dejan en evidencia que la eólica española confía en que la evolución de un giro tras la pérdida de valor tras la Reforma Energética. Muestra del freno que supuso la normativa son los datos que arroja el sector. En España sólo se instalaron 38MW en 2016 y 65MW en el último trienio. Los 23.000 MW que existen dan empleo a 22.500 personas. La mitad de hace casi una década cuando esta cifra llegó a ser 40.000 en 2008.

Así se pone de relieve en el último anuario de la Asociación de Energía Eólica española (AEE), cuyo presidente, Juan Diego Díaz destaca en la carta de presentación. El máximo responsable del sector eólico español reconoce que el “futuro de la eólica podría ser brillante si las subastas prenden y la actividad saca al sector de su letargo”, aunque admite que existe hasta 2019 una gran incertidumbre porque se desconoce cuál será la rentabilidad para el sector debido a los límites en las compensaciones que impiden que las empresas alcancen la rentabilidad razonable, en el último periodo, ello ha supuesto que el sector dejará de ingresar 630 millones de euros. Para Díaz, aunque el sector no puede vivir de espaldas al gobierno, si algo ha demostrado estos años es la capacidad de sortear las dificultades y salir adelante. Sin perder de vista este pasado, el presidente de AEE sostiene que el desarrollo de las energías renovables será necesario, y en el sector eólico ya se vislumbra un futuro que pasa por el almacenamiento de la eólica y los sistemas híbridos, y donde el big data conducirá a la actividad a nuevos horizontes.